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domingo, 29 de mayo de 2016

Rompiendo las olas (1996) – Lars Von Trier

En el año 1995 el director danés junto a otros de sus compatriotas, entre ellos Thomas Vinterberg, lanzó el movimiento “Dogma 95”, mediante el cual se buscaba huir del artificio a través de una narración austera y realista, algo ya manifestado muchos años antes por otras corrientes como el neorrealismo.

“Rompiendo Las Olas” se inscribe en Dogma 95 y pertenece a la trilogía denominada “The Golden Heart”, al cual pertenecen también los filmes: “Los Idiotas” (1998), comedia dramática y “Bailar En La Oscuridad” (2000).
Es una historia de amor desgarradora nterpretada por Stellan Skarsgård y una magistral Emily Watson en su debut, (recibió su primera nominación al Oscar por su papel en este film).
Una historia en apariencia simple pero de gran complejidad en cuanto a las raíces religiosas y la composición de sus personajes. Dividida en siete capítulos narra la historia de Bess, una joven de espíritu simple y noble, que dialoga con un Dios interno que la juzga pero la comprende y le indica el camino. Devota relogiosa en una comunidad calvinista de Escocia -ubicada en los años 70- vive entregada a sentir intensamente el amor de Jan, un joven que si bien pertenece a un mundo diferente al de ella, le corresponde absolutamente y valora su ingenua bondad. El amor los pone a prueba y los termina consumiendo.
La forma de filmar que utiliza Von Trier en Breaking the Waves es sumamente directa, dejando ver siempre su estilo “Dogma 95” (aunque no sea una película completamente Dogma) de cámara en mano, producción austera y soundtrack natural en casi todas las escenas, sin embargo las secuencias obtenidas son de gran belleza y poseen una fuerza impresionante. Von Trier, inícia una nueva tendencia en su arte: el del elemento femenino tremendamente atormentado; de ahora en adelante, la protagonista de turno de sus filmes será presa de tormentos indecibles, el elemento destruido, torturado, puesto a prueba extrema, tendencia que se repite hasta la actualidad. Von Trier afirma que su visión religiosa plasmada en el filme se corresponde con su concepción religiosa similar, según él, a la de su maestro Dreyer, se acusa a la religión, sus costumbres, sus acólitos, pero jamás a Dios mismo, tal como lo hace Bess. El tema de sus personajes torturados cobrará más fuerza más tarde con la trilogía de la depresión iniciada por el film Anticristo (2009). Lars Von Trier, un director complejo como resultado de su propio reflejo.




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