Reproductor

miércoles, 27 de abril de 2016

Borges y Spinoza, ¨el más adorable de los filósofos¨

"Me he pasado la vida explorando a Spinoza", confesó Borges. Poco antes de su muerte era su intención escribir un libro con el material recopilado, sin embargo, nunca escribió ese libro, aunque, con el intervalo de diez años, compuso dos sonetos en homenaje al filósofo.



Spinoza

Las translúcidas manos del judío
labran en la penumbra los cristales
y la tarde que muere es miedo y frío.

(Las tardes a las tardes son iguales.)
Las manos y el espacio de jacinto
que palidece en el confín del Ghetto
casi no existen para el hombre quieto

que está soñando un claro laberinto.
No lo turba la fama, ese reflejo
de sueños en el sueño de otro espejo,

ni el temeroso amor de las doncellas.
Libre de la metáfora y del mito
labra un arduo cristal: el infinito
mapa de Aquél que es todas Sus estrellas

Baruch de Spinoza

Bruma de oro, el Occidente alumbra
la ventana. El asiduo manuscrito
aguarda, ya cargado de infinito.
Alguien construye a Dios en la penumbra.

Un hombre engendra a Dios. Es un judío
de tristes ojos y de piel cetrina;
lo lleva el tiempo como lleva el río
una hoja en el agua que declina.

No importa. El hechicero insiste y labra
a Dios con geometría delicada;
desde su enfermedad, desde su nada,
sigue erigiendo a Dios con la palabra.

El más pródigo amor le fue otorgado,
el amor que no espera ser amado.

"El más adorable de los filósofos".

Borges pronunció una conferencia sobre Spinoza en abril de 1985 en la Sociedad Hebraica Argentina y con el título "El más adorable de los filósofos".
En su charla reconoce que había pasado la vida explorando a Spinoza, que se había propuesto hacía mucho tiempo escribir un libro sobre él y al fin no había podido hacerlo. Tenía en su casa varias ediciones de la "Etica", en alemán, en francés, en inglés, y muchos estudios y biografías. Pero al fin se dio cuenta de que había en ese hombre, que dedicó su vida a imaginar a Dios con amor intelectual, algo sobre lo cual no podía sino confesar su ignorancia, su deslumbrada ignorancia. Se dio cuenta de que no podía explicar a otros lo que no podía explicarse a sí mismo. Sobre el hombre Spinoza, refiere que su familia era de origen judío-portugués, que fue admirado por los sabios de su tiempo vivió entre 1632 y 1677, que rehusó cátedras en Heidelberg y en París para dedicarse a la meditación y a su trabajo de tallador de cristales para lentes y microscopios que tuvo que ver con la tuberculosis - causa de su muerte a los 46 años - y una ocupación a la que él mismo, Borges, dedicó la poesía.
Estudió las Escrituras, el Talmud, la Cábala, a Maimónides y todos los filósofos de su tiempo. Manifestó que la idea de un Dios que escoge un pueblo y la de un Dios personal le parecían extrañas. Rechazó ambas cosas y divulgó sus dudas entre su comunidad. Pero no era ateo sino lo contrario: profesaba la idea de que todo es Dios. Su panteísmo se manifestaba en la fórmula "Dios, o sea la Naturaleza". Quisieron sobornarlo para que abandonara sus opiniones o las callara, pero como persistió en ideas heréticas la Sinagoga lo excomulgó y le impuso terribles anatemas personales y sociales.
Extensa y brillante conferencia de Borges, en un pasaje recuerda que Bertrand Russell consideró a Spinoza "the most lovely", el más encantador de los filósofos y comenta que es más importante ser querido que ser admirado.

Fragmento de la conferencia:

¨Según Spinoza, Dios es una sustancia infinita que consta de un número infinito de atributos. Uno de ellos es el espacio, o lo que llama la extensión, y el otro el tiempo, o lo que llama el pensamiento. Pero, además, hay un número infinito de otros atributos. A nosotros sólo se nos ha dado sentir dos: el espacio y el tiempo. Entonces, yo decido abrir los dedos de esta mano, y eso es el pensamiento. Luego, yo abro lentamente los dedos, y esa es la extensión, el espacio. Pero, paralelamente, en otra serie ocurren infinitas otras cosas que ni siquiera podemos concebir. Y eso vendría a ser el Universo.
Si eso es así, cada uno de nosotros ha sido condicionado, y ninguno de nosotros merece ser castigado, o premiado. Con eso se borra la idea de un establecimiento penal, el Infierno, y un establecimiento premial, el Cielo. Somos autómatas condicionados para un fin, y nuestro arduo deber es el amor de Dios, que vendría a ser no el amor de un Ser, sino el amor de todo este sistema.
Ahora, en cuanto a Dios, Spinoza le concede la imaginación, Dios imagina hasta el más ínfimo detalle de nuestras vidas, que además conciernen a todos los atributos infinitos. Pero, curiosamente, le niega dos posibilidades. Una, la de comprender, ya que, si yo comprendo algo, el instante anterior fue de incomprensión. Yo, de golpe, comprendo que estoy hablando demasiado tiempo, o que no he hablado bastante, pero hay un momento anterior. Y luego, Spinoza le niega también a Dios la voluntad, ya que querer algo es carecer de algo. Si yo quiero salir de aquí, si yo quiero haber llegado, quiere decir que hubo un momento en que no estuve aquí, un momento en el cual decidiré irme. Y Dios, que es todas las cosas, Dios, que agota todas las posibilidades, no puede desear nada y no puede comprender nada. El es todas las cosas.¨



sábado, 23 de abril de 2016

Fragmento de Cien años de soledad - Gabriel García Marquez

"...Cuando estaba solo, José Arcadio Buendía se consolaba  con el sueño de los cuartos infinitos. Soñaba que se levantaba de la cama, abría la puerta y pasaba a otro cuarto igual, con la misma cama de cabecera de hierro forjado, el mismo sillón de mimbre y el mismo cuadrito de la Virgen de los Remedios en la pared del fondo. De ese cuarto pasaba a otro exactamente igual, cuya puerta abría para pasar a otro exactamente igual, y luego a otro exactamente igual, hasta el infinito. Le gustaba irse de cuarto en cuarto, como en una galería de espejos paralelos, hasta que Prudencio Aguilar le tocaba el hombro. Entonces regresaba de cuarto en cuarto, despertando hacia atrás, recorriendo el camino inverso, y encontraba a Prudencio Aguilar en el cuarto de la realidad. Pero una noche, dos semanas después de que lo llevaron a la cama, Prudencio Aguilar le tocó el hombro en un cuarto intermedio, y él se quedó allí para siempre, creyendo que era el cuarto real.

A la mañana siguiente Úrsula le llevaba el desayuno cuando vio acercarse un hombre por el corredor. Era pequeño y macizo, con un traje de paño negro y un sombrero también negro, enorme, hundido hasta los ojos taciturnos. «Dios mío -pensó Úrsula-. Hubiera jurado que era Melquíades.» Era Cataure, el hermano de Visitación, que había abandonado la casa huyendo de la peste del insomnio, y de quien nunca se volvió a tener noticia. Visitación le preguntó por qué había vuelto, y él le contestó en su lengua solemne:

  -He venido al sepelio del rey.

  Entonces entraron al cuarto de José Arcadio Buendía, lo sacudieron con todas sus fuerzas, le gritaron al oído, le pusieron un espejo frente a las fosas nasales, pero no pudieron despertarlo. Poco después, cuando el carpintero le tomaba las medidas para el ataúd, vieron a través de la ventana que estaba cayendo una llovizna de minúsculas flores amarillas. Cayeron toda la noche sobre el pueblo en una tormenta silenciosa, y cubrieron los techos y atascaron las puertas, y sofocaron a los animales que durmieron a la intemperie. Tantas flores cayeron del cielo, que las calles amanecieron tapizadas de una colcha compacta, y tuvieron que despejarlas con palas y rastrillos para que pudiera pasar el entierro".





jueves, 21 de abril de 2016

Raúl Carnota - Les ofrezco mi canto



Del disco "Memoria adentro" de Raúl Carnota es este tema con ritmos y sonidos puneños.
“Les ofrezco mi canto” es un homenaje a las distintas expresiones artísticas populares que han florecido en nuestro país. Cita en su letra a los pueblos prehispánicos, a la raza criolla, a músicos y bailarines, todos ellos reunidos en una vasija de barro, cofre de sus propios afectos.

Mi corazón parece una vasija
alfarería antigua de la raza
madre del vientre líquido y sonoro
con cavidad profunda que me estalla.

Es como una vasija de ternuras
que me canta y me duele madrugadas
donde guardo la luz de mis amigos
aquellos, los de antes, los que estaban.

Aquellos que me siguen en los siglos
desde mi ayer indígena hasta casa
dispersos por el mundo están conmigo
son como yo, de tierra y de vidalas.

Cruzan los días con un mismo sueño
De justicia, de pájaro y manzanas
quiero decir, los músicos amigos
mis amigos cantores, la esperanza.

Quiero decir, los criollos bailarines
esa sencilla gente de la danza
los del esfuerzo anónimo y sufrido
los dueños del don aire y de la gracia

Digo aquellos amigos, mis hermanos
que América del sur soltó en el alba
dispersos por el mundo están conmigo
son como yo, de tierra y de vidalas.

Los guarda esta vasija, los contiene
Este antiguo latido de la raza.

lunes, 18 de abril de 2016

Roberto Juarroz - Si conocieramos el punto


Si conociéramos el punto
donde va a romperse algo,
donde se cortará el hilo de los besos,
donde una mirada dejará de encontrarse con otra mirada,
donde el corazón saltará hacia otro sitio,
podríamos poner otro punto sobre ese punto
o por lo menos acompañarlo al romperse.

Si conociéramos el punto
donde algo va a fundirse con algo,
donde el desierto se encontrará con la lluvia,
donde el abrazo se tocará con la vida,
donde mi muerte se aproximará a la tuya,
podríamos desenvolver ese punto como una serpentina
o por lo menos cantarlo hasta morirnos.
Si conociéramos el punto
donde algo será siempre ese algo,
donde el hueso no olvidará a la carne,
donde la fuente es madre de otra fuente,
donde el pasado nunca será pasado,
podríamos dejar sólo ese punto y borrar todos los otros
o guardarlo por lo menos en un lugar más seguro.

Roberto Juarroz (Coronel Dorrego, Provincia de Buenos Aires, 5 de octubre de 1925 - Temperley, Buenos Aires, 31 de marzo de 1995) fue un poeta, bibliotecario, crítico y ensayista argentino.

sábado, 16 de abril de 2016

Tren nocturno a Lisboa

Ganador de dos Palmas de Oro en Cannes por "Pelle el conquistador" y "Las mejores intenciones", el danés Bille August es un cineasta viajero y experto en adaptaciones literarias. Si en "La casa de los espíritus" transformó en imágenes la novela de Isabel Allende, en "Tren nocturno a Lisboa" asume el desafío de filmar el libro de Pascal Mercier, seudónimo del profesor de filosofía y escritor suizo Peter Bieri.

El protagonista de la película ejerce asimismo de profesor de latín y griego en Berna. Posee un rostro que deja huella: el de Jeremy Irons. El azar hará que un viejo libro, en cuyo interior hay un billete actual con destino a Lisboa, acabe en las manos del erudito lingüista. Con el tiempo justo para subirse al ferrocarril, este ser solitario se obsesiona en intentar localizar al autor de una obra escrita durante el régimen dictatorial de Salazar.

Aunque el tema político reaparezca en diversos tramos de una historia sujeta a constantes saltos temporales, tiene momentos brillantes y se gana al espectador mostrándonos el itinerario de este doctor enseñante que intenta cubrir los grandes vacíos existenciales de su propia vida. Cuenta con un magnífico elenco de actores encabezado por Jeremy Irons y que completan Jack Huston, Charlotte Rampling, Mélanie Laurent, Tom Courtenay, Lena Olin, Bruno Ganz o un aquí nada vampírico Christopher Lee.

"Cuando dejamos un lugar, dejamos en el mismo tiempo, una parte de nosotros mismos. Esta parte se queda aunque ya no estemos allí. Hay cosas que sólo se puede encontrar si volvemos a un lugar."  (Pascal Mercier)

El siguiente fragmento corresponde a uno de los escritos de Prado. Cualquiera de ellos podría ocupar su lugar.
        “PALAVRAS NUM SILÊNCIO DE OURO. PALABRAS EN UN SILENCIO DE ORO. Cuando leo el periódico, cuando escucho la radio o presto atención en el café a lo que dice la gente, siento a menudo el hastío, incluso el asco por esas mismas palabras, siempre iguales, que se escriben o se pronuncian…por los mismos giros, las mismas fórmulas retóricas y las mismas metáforas. Y lo peor sucede cuando me escucho a mí mismo y me veo obligado a constatar que yo también digo eternamente las mismas cosas. Esas palabras están terriblemente gastadas y deterioradas, desgastadas por haber sido usadas millones y millones de veces. ¿Acaso tienen todavía algún significado? Por supuesto, el intercambio de palabras todavía funciona, las personas actúan sobre esa base, ríen y lloran, tuercen a la derecha o a la izquierda, el camarero trae el café o el té. Pero eso no es lo que pretendo cuestionar. La pregunta es: ¿son todavía esas palabras la expresión de unas ideas? ¿O son simplemente ineficaces estructuras sonoras que empujan a los hombres a un lado o al otro, porque las huellas grabadas de la cháchara despiden incesantemente un resplandor pasajero?
        A veces sucede que voy a la playa y estiro la cabeza al viento, un viento que yo desearía estuviese helado, más frío del que conocemos en este país: ese viento podría llevarse de mí todas las palabras gastadas, todos esos hueros hábitos del habla, a fin de poder regresar a casa con un espíritu depurado, limpio de toda la escoria característica de una perorata invariable. Sin embargo, a la primera oportunidad en que me veo obligado a decir algo, todo está como al principio. La purificación que añoro no es algo que surja por sí misma. Tengo que hacer algo, y tengo que hacerlo con palabras. Pero ¿qué hacer? No se trata de que quiera escapar de mi idioma y adentrarme en otro nuevo. No, no se trata de una diserción lingüística. Además, también me digo otra cosa a mí mismo: el lenguaje no se puede inventar de nuevo. ¿Qué es, pues, lo que quiero?
        Quizá sea eso: quisiera reordenar las palabras del portugués. Puede que las frases surgidas de ese nuevo orden no estén corruptas ni sean extravagantes, no deberían ser palabras exaltadas, manidas ni intencionadas. Tendrían que ser frases arquetípicas del portugués, las que conforman su centro, al punto de tener la sensación de que surgen sin rodeos ni impurezas de la esencia transparente y diamantina de ese idioma. Las palabras tendrían que ser impolutas como el mármol pulido, y tendrían que ser puras como las notas de unaPartita de Bach, que transforma en silencio absoluto todo lo que no es ella misma. A veces, mientras queda todavía en mi interior un resto de reconciliación con ese cieno del idioma, pienso que podría ser el silencio agradable de un apacible salón o el silencio distendido entre dos amantes. Pero cuando se apodera de mí absolutamente la rabia por los pegajosos hábitos a la hora de usar las palabras, entonces no puede ser menos que el silencio claro y frío de un espacio sideral sin luz en el que yo soy el único que habla portugués y donde sigo el curso callado de mi órbita. El camarero, la peluquera, el revisor del tranvía, todos se quedarían perplejos si escucharan esas palabras en su nuevo orden, y su perplejidad sería provocada por la belleza de las frases, la cual no sería otra cosa sino el brillo de su claridad. Serían -me imagino- frases irrefutables, y también podría llamárselas inexorables. Estarían allí, incorruptibles e inamovibles, y en eso se parecerían a las palabras de un dios. Al mismo tiempo, estarían despojadas de toda hipérbole y de todo Pathos, tendrían precisamente tal sobriedad, que no se podría eliminar ni una sola de ellas, ni una sola coma. En ese sentido, serían comparables a un poema urdido por un orfebre de las palabras.”
Ficha Técnica
Dirección: Bille August
Intérpretes: Jeremy Irons, Mélanie Laurent, Jack Huston, Charlotte Rampling
Producción: Alemania, Suiza y Portugal, 2013.
T.O.: Night train to Lisbon.
Drama
Duración:111 minutos

Fuentes: La Vanguardia y Santos García Zapata.

viernes, 15 de abril de 2016

Pablo Neruda - Tus pies toco en la sombra y otros poemas ineditos

Seix Barral publicó en el 2015 un libro de poemas inéditos de Neruda, 'Tus pies toco en la sombra'.

El volumen lleva por nombre 'Tus pies toco en la sombra y otros poemas inéditos', y la enorme relevancia de este hallazgo reside en que los poemas encontrados fueron escritos con posterioridad a 'Canto general' (1950), en la época de madurez de Pablo Neruda.
Los poemas fueron hallados en unas cajas que contenían los manuscritos de las obras del poeta, durante una revisión exhaustiva por parte de la Biblioteca de la Fundación Pablo Neruda, bajo la dirección de Darío Oses, en la que se comprobó que algunos poemas manuscritos de extraordinaria calidad no se habían incluido en las obras publicadas correspondientes a cada caja.
La certificación de la autoría de estos más de veinte poemas, los convierte en el mayor hallazgo de las letras hispanas en los últimos años, un acontecimiento literario de importancia universal para uno de las voces más sólidas de la poesía latinoamericana del pasado siglo.

"Nunca sólo, contigo
por la tierra,
atravesando el fuego.
Nunca sólo.
Contigo por los bosques
recogiendo
la flecha
entumecida
de la aurora,
el tierno musgo de la primavera.
Contigo
en mi batalla,
no la que yo escogí
sino
la única.
Contigo por las calles
y la arena, contigo
el amor, el cansancio,
el pan, el vino,
la pobreza y el sol de una moneda,
las héridas, la pena,
la alegría.
Toda la luz, la sombra,
las estrellas,
todo el trigo cortado,
las corolas
del girasol gigante, doblegadas
por su propio caudal, el vuelo
del cormoran,
clavado al cielo
como cruz marina,
todo
el espacio, el otoño, los claveles,
nunca sólo, contigo.
Nunca sólo, contigo, tierra
Contigo el mar, la vida,
cuando soy, cuando doy y cuando canto,
esta materia
amor, la tierra,
el mar,
el pan, la vida".
Poema 2


jueves, 14 de abril de 2016

Si alguien toca un día a tu puerta - Fernando Pessoa

Si alguien toca un día a tu puerta, 
Diciendo que es un emisario mío 
No creas, ni aunque sea yo; 
Que mi vanidoso orgullo no intentaría 
Tocar siquiera la puerta irreal del cielo. 
Pero si, naturalmente, y sin oír 
A alguien tocar, la puerta fueras a abrir 
Y encontraras alguien como a la espera 
De tocar, medita un poco. 
Ese era Mi emisario y yo y lo que intenta 
Mi orgullo que desespera 
¡Abre a quién no llama a tu puerta!

miércoles, 13 de abril de 2016

Eduardo Galeano - El libro de los abrazos

"Esa noche, noche atroz, el aire hervía de calor. Yo me eché en una terraza, solo, cara al cielo. No lejos de allí, sonaba fuerte la música. A pesar de la guerra, a pesar de todo, el pueblo de Bluefields estaba celebrando la fiesta tradicional del Palo de Mayo. El gentío bailaba, jubiloso, en torno del árbol ceremonial. Pero yo, tendido en la terraza, no quería escuchar la música ni quería escuchar nada, y estaba tratando de no sentir, de no recordar, de no pensar: en nada, en nada de nada. Y en eso estaba, espantando sonidos y tristezas y mosquitos, con los ojos clavados en la alta noche, cuando un niño de Bluefields, que yo no conocía, se echó a mi lado y se puso a mirar al cielo, como yo, en silencio.
Entonces cayó una estrella fugaz. Yo podía haber pedido un deseo; pero ni se me ocurrió.
Y el niño me explicó:
-¿Sabes por qué se caen las estrellas? Es culpa de Dios. Es Dios, que las pega mal. Él pega las estrellas con agua de arroz...
Amanecí bailando..."

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...