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miércoles, 1 de junio de 2016

Poema a las hojas del Ginkgo - Goethe y un amor perfecto

Tal vez la hoja del Gingko fue el mejor símbolo de una relación perfecta para Goethe, y el poema: la mejor manera de ofrendarle a su amada la belleza de su significado.

Ginkgo Biloba

Las hojas de este árbol, que del Oriente
a mi jardín ha venido, lo adorna ahora,
un arcano sentido tienen, que al sabio
de reflexión le brindan materia obvia.

¿Será este árbol extraño algún ser vivo
que un día en dos mitades se dividiera? 
¿O dos seres que tanto se comprendieron,
que fundirse en un solo ser decidieran?

La clave de este enigma tan inquietante
Yo dentro de mí mismo creo haberla hallado:
¿no adivinas tú mismo, por mis canciones,
que soy sencillo y doble como este árbol?"

     El ginkgo,  testigo del tiempo, simboliza la dualidad del mundo: el principio masculino y el femenino, el cielo y la tierra, lo visible y lo oculto, el Sol y la Luna, el ying y el yang. Darwin llamó a este árbol fósil viviente, pues está considerado como la especie superior viva más antigua del planeta. El arte de la jardinería en la milenaria China reside en su carácter mágico y sagrado, pues el jardín es una representación viva del cosmos, con sus elementos sombríos y luminosos, dinámicos y estáticos, que están en un continuo equilibrio entre fuerzas opuestas.

    Nunca antes había encontrado Goethe una mujer que estuviera a su mismo nivel estético. La imagen que él tiene del hombre como árbol y la mujer como hiedra que se enrosca a su alrededor amenazando con ahogarle queda sustituida por el simbolismo de las hojas del Ginkgo biloba, mítico árbol de Asia oriental cuyas hojas divididas en dos representan el uno y el doble y conforman la perfecta simetría, asociándose, por tanto, a una relación de igual a igual.
Aunque no se conoce con certeza el alcance de la relación que mantuvieron Goethe y Marianne, la atracción mutua entre ambos tiene su inicio en los breves encuentros de 1814 y se convierte en amor apasionado durante el verano de 1815. Goethe envía a Marianne una hoja de Ginkgo como especial símbolo de la amistad, la hoja está formada de manera que no se sabe si se trata de una hoja dividida en dos, o dos hojas unidas en una sola. El 15 de septiembre de 1815, en una reunión con los amigos y Marianne en Gerbermühle de Frankfurt (Alemania), Goethe lee por vez primera su borrador del poema.
El 23 de septiembre de ese mismo año la pareja se vio por última vez. Entonces Goethe le mostró el Ginkgo en el jardín del Castillo de Heidelberg, del que tomó las dos hojas que aparecen pegadas en el poema original que enviaría a Marianne cinco días después. A partir de entonces una fluida y abundante correspondencia se cruzó entre ellos hasta la muerte del poeta.
Este poema simboliza la naturaleza de todo el ciclo: la unidad en la dualidad; Este y Oeste que se combinan y sin embargo cada uno conserva su esencia; el poeta, como la hoja de ginkgo, es a la vez “simple y doble”. De manera parecida, el poema es a la vez serio e irónico, tanto intelectual como emocional, y el amor del que habla contiene la felicidad y la resignación.










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