En la película “Performance” de 1970 ocurrió un hecho muy
curioso para los seguidores de Jorge Luis Borges.
La cámara muestra una escena, parece una película de tantas.
El actor, cómodamente sentado en un sillón, sostiene un libro en sus manos y
lee en voz alta. Nada resulta especialmente llamativo. Hasta que cobramos dimensión
de lo que está ocurriendo. El actor es Mick Jagger. Y el texto que muestran los
subtítulos pertenece, increíblemente, a Jorge Luis Borges:
“En ese punto algo imprevisible ocurrió. Desde un rincón el
viejo gaucho estático le tiró una daga desnuda que vino a caer a sus pies.
Dahlmann se inclinó para recogerla y pensó dos cosas”.
La cita es inconfundible, y muchos lectores la reconocerán
inmediatamente. Se trata del párrafo más significativo de uno de los cuentos
más conocidos y emblemáticos del gran escritor argentino: “El Sur” de su libro “Ficciones”.
La película está en inglés: en la pronunciación británica de
Mick Jagger, la palabra “gaucho” suena acaso un poco forzada. Pero la versión
inglesa que surge de los notorios labios de Jagger es correcta, nítida y
precisa:
“At that
point something unforeseeable happened. From a corner of the room the old
extatic gaucho threw him a naked dagger, which landed at his feet. Dahlmann
bent over to pick it up. And he felt two things”.
Apenas concebible, la escena no es un sueño ni un espejismo.
Perteneció a la realidad.
El mundo académico y literario no había reparado demasiado
hasta ahora en la fuerte relación que existía en entre este film y el más
célebre escritor argentino. Son pocos los estudiosos de Borges que han
mencionado esta película sus textos.
Esto resulta todavía más curioso al tener en cuenta que las
alusiones al escritor argentino son constantes y evidentes. A ningún lector de
“Ficciones” o “El Aleph” le costará identificar los elementos borgianos del
film. La primera parte abunda en viñetas del submundo criminal inglés.
A partir de entonces, la película se enfoca en la relación
entre los dos protagonistas. “Turner” (interpretado por Mick Jaggger) que es un
cantante que ha “perdido su demonio”. Su existencia transcurre en su residencia
de Notting Hill donde vive en una suerte de excesos. Y “Chas”, es un
delincuente vehemente y sádico interpretado por el actor James Fox.
Se trata de una suerte de “compadrito” londinense que se ha excedido
en sus violencias y necesita esconderse por un tiempo. Por casualidad descubre
que el cantante alquila una habitación y decide hospedarse allí. Para que lo
acepten como inquilino, esconde su pasado criminal y sus verdaderas
motivaciones; afirma ser un “malabarista” en busca de un techo.
Inicialmente Turner (Mick Jagger) se rehúsa a recibirlo. El
mafioso protesta: “-¡Pero yo busco un ámbito bohemio! ¡Yo también soy un
artista como usted!” Turner le replica con desconfianza: “-¿Así que un
malabarista, eh? ¡Podría ser! ¡Es la tercera profesión más vieja del mundo!”
Pone entonces música a todo volumen y prorrumpe en un monólogo.
Le dice a Chas:
Así que malabarista, ¿eh?
¡Sin duda es así!
¡Tus vibraciones te delatan!
¡Eres el hombre antigravedad!
¡El elegido del teatro Apollo!
¡Eres Keops y su maldita pirámide!
¡Ese sí que enterró a varios malabaristas! ¿eh?
Para cualquier lector de Borges, lo que sigue es una
experiencia sobrecogedora. El vocalista de los Rolling Stones gira en la
pantalla, una y otra vez, cada vez más rápido, como un místico sufí. Antes de
que el espectador pueda recuperar su equilibrio y su aliento, Jagger espeta a
los gritos:
¡Y los Tetrarcas de Sodoma y de Orbis Tertius! ¿Es así, no?
¿Es así?
Una vez más, parece increíble, pero es: Jagger acaba de
hacer referencia a “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”, otro famoso cuento de Borges,
que relata la irrupción una ficción en la realidad cotidiana.
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