“Cuando pones la proa visionaria hacia una estrella y
tiendes el ala hacia tal excelsitud inasible, afanoso de perfección y rebelde a
la mediocridad, llevas en Tí el resorte misterioso de un Ideal. Es caliz
sagrado, capaz de templarte para grandes acciones. Si ella muere en tí, quedas
inerte, fría bazofia humana. Es el penacho de tu temperamento e innumerables
signos la revelan: cuando se te anuda la garganta al recordar la cicuta
impuesta a Sócrates, la cruz izada por Cristo, cuando te abstraes en lo
infinito leyendo un diálogo de Platón, un ensayo de Montaigne, cuando tus
sienes se hielan de emoción al declamar una estrofa de Musset que rima acorde
con tu sentir; y cuando, en suma, admiras la mente preclara de los genios, la
sublime virtud de los santos, la magna gesta de los héroes, inclinándote con
igual veneración ante los creadores de Verdad o de Belleza.
Es de pocos esa inquietud de perseguir ávidamente alguna
quimera, venerando a filósofos, artistas y pensadores que fundieron en síntesis
supremas sus visiones del ser y de la eternidad, volando mas allá de lo real.
Los seres de tu estirpe, cuya imaginación se puebla de ideales y cuyo
sentimiento polariza hacia ellos la personalidad entera, forman raza aparte en
la humanidad: son idealistas…”
Este libro fue escrito por el sociólogo y médico argentino
José Ingenieros, publicado en el año 1911. La obra trata sobre la naturaleza
del hombre, oponiendo dos tipos de personalidades: la del hombre mediocre y la
del idealista, analizando las características morales de cada uno, y las formas
y papeles que estos tipos de hombres han adoptado en la historia, la sociedad y
la cultura.
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