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sábado, 12 de septiembre de 2015

El Sueño - Jorge Luis Borges


Si el sueño fuera (como dicen) una
tregua, un puro reposo de la mente,
¿por qué, si te despiertan bruscamente,
sientes que te han robado una fortuna?

¿Por qué es tan triste madrugar? La hora
nos despoja de un don inconcebible,
tan íntimo que sólo es traducible
en un sopor que la vigilia dora

de sueños, que bien pueden ser reflejos
truncos de los tesoros de la sombra,
de un orbe intemporal que no se nombra

y que el día deforma en sus espejos.
¿Quién serás esta noche en el oscuro
sueño, del otro lado de su muro?




Poema incluido en su obra “El otro, el mismo” de 1964.
Jorge Luis Borges adoptó como filosofía la más afín a la literatura: el idealismo.
Incorporó a Berkeley, al que consideraba "un idealista piadoso", porque sostenía que mientras los hombres no están percibiendo las cosas, Dios lo hace por ellos. Pero si para Berkeley ser es ser percibido, para Borges ser equivaldrá a ser soñado.
Incorporó a Hume, que, según recordó, negaba el "Yo", afirmando que cada vez que quería examinar el yo "no encontraba a nadie en casa". Y en esta línea, incorporó localmente a Macedonio Fernández, del cual nos dice que por sus propios medios, también había llegado a la negación del yo.
Sin tomar partido respecto a la existencia o inexistencia del yo, Borges exaltará la idea del individuo, piedra angular de su interpretación de la ética; pero filosóficamente se identificará, sobre todo, con Schopenhauer, del que tempranamente había leído “El mundo como voluntad y representación” , y a cuya concepción de que la esencia de la vida es de naturaleza onírica , había adherido desde entonces.
El idealismo era el pensamiento que le permitía soñar lúcidamente, sin apartarse de la lógica ni tampoco del mito; sin necesidad de abstenerse de la razón ni de la intuición.
El siguiente es el fragmento de un diálogo entre Jorge Luis Borges y Seamus Heaney (Premio Nobel de literatura de 1995), en el que éste último adopta el rol de entrevistador del autor argentino
Seamus Heaney: Esta interacción entre la ficción y la realidad parece ocupar un lugar central en su obra. ¿Cómo afecta su obra el mundo de los sueños? ¿Usa conscientemente material onírico?
Borges: Cada mañana, cuando despierto, recuerdo sueños y los grabo o los escribo. A veces me pregunto si estoy dormido o si estoy soñando. ¿Estoy soñando ahora? ¿Quién puede saberlo? Nos soñamos unos a otros todo el tiempo. Berkeley afirmaba que Dios era quien nos soñaba. Tal vez tenía razón... ¡pero cuán tedioso para el pobre Dios! Tener que soñar cada grieta y cada mota de polvo en cada taza de té y cada letra en cada alfabeto y cada pensamiento en cada cabeza. ¡Debe estar exhausto!
Heaney: ¿Su mundo onírico alimenta de manera directa su forma de escribir? ¿Toma prestado y traspone el contenido de sus sueños a la literatura? ¿O se trata acaso de una habilidad narrativa que le da a las imágenes su contorno y su forma?
Borges: El relato ficticio da un orden al desorden del material onírico. Pero no puedo decir si el orden está impuesto o si ya está latente dentro del desorden y tan sólo espera quedar realzado a través de su repetición en la ficción. ¿Inventa el escritor de ficción un orden completamente nuevo ex nihilo? Supongo que si pudiera contestar semejantes preguntas ¡no escribiría ficción en absoluto!
Heaney: ¿Podría darnos algunos ejemplos reales de lo que quiere decir?
Borges: Sí. Le contaré un sueño recurrente que me interesó mucho. Un pequeño sobrino mío, quien solía quedarse conmigo con cierta frecuencia y me contaba sus sueños cada mañana, soñó el siguiente tema recurrente. Estaba perdido en un sueño y luego llegaba a un claro en donde me veía salir de una casa blanca de madera. En ese punto, solía interrumpir su resumen del sueño y preguntarme, "Tío, ¿qué hacías en esa casa?". "Estaba buscando un libro", le contestaba. Y se quedaba muy contento con esa respuesta. Como niño, todavía era capaz de deslizarse de la lógica de su sueño a la lógica de mi explicación. Tal vez así funcionen mis propias ficciones...
Heaney: ¿Es entonces el modo más que el material de los sueños lo que principalmente influye e inspira su obra?
Borges: Yo diría que son las dos cosas. He tenido varios sueños recurrentes a lo largo de los años que han dejado su huella en mi ficción de una u otra forma. Los símbolos difieren con frecuencia, pero los patrones y las estructuras siguen siendo los mismos. Por ejemplo, con frecuencia he soñado que estoy atrapado en un cuarto. Trato de salir, pero vuelvo a entrar a un cuarto. ¿Se trata del mismo cuarto?, me pregunto. ¿O acaso escapo a un cuarto exterior? ¿Estoy en Buenos Aires o en Montevideo? ¿En la ciudad o en el campo? Toco la pared para intentar descubrir la verdad sobre mi paradero, para encontrar una respuesta a estas preguntas. Pero ¡la pared es parte del sueño! De modo que la pregunta, al igual que el que la hace, regresa eternamente a ese cuarto. Este sueño me dio el tema del laberinto que aparece con tanta frecuencia en mis ficciones. También estoy obsesionado con un sueño en donde me veo en un espejo con varias máscaras o rostros que se superponen unos sobre otros; los desprendo de manera sucesiva y me dirijo al rostro que está frente a mí en el espejo; pero no me contesta, no puede oírme o no me escucha, es imposible saberlo.

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